sábado, 4 de octubre de 2014

AUTOS ARGENTINOS VOL 4º "TORINO SPECIAL"

Torino Tulia

Derivado de un Torino de competición Crespi comenzó su trabajo reduciendo en 40 cm. el largo total del vehículo cortando la cola, rebajó la altura con un despeje de 12 cm. y por último modificó la caída del techo que continuó hasta la cola incorporando una luneta original y formando una cupé tipo fast-back. El auto terminado recibió el nombre de Petiso y su exitosa presentación deportiva alentó a su constructor a realizar una versión de calle en series limitadas, esta vez rebautizado como Tulia. El Tulia estaba construido sobre mecánica Torino Standard que le permitía alcanzar los 200 km/h. Se ofrecía una versión opcional equipada con múltiple Macagno y carburador Weber horizontal, en este caso las prestaciones se elevaban a 230 km/h. De serie incorporaba llantas de aleación liviana y neumáticos radiales de las marcas Goodyear o Firestone. Entre sus adelantos se encontraba un exclusivo sistema de faros retráctiles de desarrollo propio que dotaban al auto de una gran personalidad y sofisticación. En 1972 el Tulia tenía un precio de mercado de $80.000 y en sus primeros tres años de vida se vendieron 10 unidades. La cifra total de produciión fue de alrededor de 40 unidades. 
En 1976, fue exhibido en el Salón del Automóvil de Paris, donde Crespi fuera invitado por la organización, obteniendo elogiosos comentarios. 










84 horas de Nürburgring

Desde la aparición del Torino al mercado en diciembre de 1966, IKA (Industrias Kaiser Argentina) había puesto gran interés en la participación en competencias automovilísticas como forma de promocionar el auto. Ika-Renault continuó con esta tradición durante los años posteriores y se intentó la participación en alguna competencia internacional, como forma de dar a conocer al Torino en el exterior. Luego de algunos intentos que no se llegaron a concretar, en 1969 se decidió participar con tres Torinos coupé 380w de "Le Marathon de la Route", una tradicional carrera de 84 hs en el difícil circuito de Nürburgring, Alemania, y en la que corrían automóviles con una preparación mínima, es decir bastante cercanos a un automóvil de serie, que era lo que buscaba la empresa. El resultado de aquella prueba fue un éxito total, ya que a pesar de que el Torino quedo clasificado en 4º puesto, fue el automóvil que mayor cantidad de vueltas al circuito dió, y si bien no pudo obtener el 1º puesto por penalizaciones reglamentarias, la calidad del automóvil quedo totalmente demostrada, en una competencia sumamente exigente como esta, en la que competían marcas tan importantes como Lancia, BMW, Triumph, Mazda, Mercedes Benz, Porche, etc. 
Era la una de la madrugada del miércoles 20 de agosto cuando los tres autos argentinos iniciaron la larga ronda. Cuatro horas más tarde, dos de ellos ocupaban los puestos de vanguardia. En la Argentina era la medianoche. El país entero se iba a dormir abrigando una esperanza, pero aún nadie se animaba a confesarla. 
En Nuerburgring, las primeras luces del nuevo día mostraron un cielo que tenía el color del acero aceitado. Poco tardó la amenaza en concretarse en diluvio. A media mañana, la tormenta cobró su primera víctima del equipo argentino: el Torino número 2 quedó encajado para siempre dentro de una zanja, sin haber sufrido ni el más mínimo raspón tanto el auto como su piloto, Jorge Cupeiro. De allí en más, la realidad superó hasta los sueños 
más ambiciosos: a lo largo de dos días, la vanguardia estuvo en manos argentinas. El Torino número 3 resistía el enconado ataque del Ford Capri, número 7, mientras que la “bananita” —en cuya conducción Perkins había reemplazado a Galbato— soportaba el asedio de los tres equipos más fuertes: el BMW privado y los oficiales Lancia y Mazda. Poco después de cumplirse las cuarenta y ocho horas de marcha, concluyó la hazaña de ‘la bananita”: un corto circuito dejó a Di Palma a ciegas, y al salirse del camino en los alrededores de Adenau, destrozó el cárter del motor. Aún nos quedaba un auto y en la primera posición, pero una insidiosa rajadura en el caño de escape iba aumentando progresivamente el nivel de ruidos. No vale la pena recordar en detalle las peripecias de aquella última jornada de carrera. A través de los comentaristas radiales, todo el país supo de la pérdida de posiciones causada por las penalizaciones, pero nadie se sintió decepcionado por la actuación del 
equipo. Habían dado más de lo que se esperaba de ellos, y el cuarto puesto conquistado al Mazda trabajosamente en las últimas diez horas de carrera demostró que el Torino número 3 estaba en perfectas condiciones, a pesar del largo esfuerzo. Hablamos ido a Europa a recoger experiencia. No sólo volvíamos con ella, sino que acabábamos de demostrar a los europeos nuestra capacidad industrial y conductiva.






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